La obra presenta propuestas de textura, forma y color en un lienzo rectangular. Su diseño es triangular, haciendo que el peso visual recaiga en la parte inferior, equilibrando la composición con luminosidad en el ángulo superior del triángulo.

La composición figurativa está formada por la figura de una madre y dos hijos; los centros son las figuras de la madre que se encuentra en segundo plano y el niño en primer plano y como centro secundario la figura de la niña en el tercer plano. El plano básico está representado por follaje en diversos tonos y matices de verde; de rico cromatismo, muestra un gran contraste entre los colores escogidos para la madre como son los matices de púrpura y tonos y matices de siena tostada y los cálidos en los niños, lo que supone la prioridad y preocupación de la madre hacia ellos.

La posición en que la madre tiene los brazos sugiere abrigo y protección, transmite la sensación de confianza, reforzada por la mirada inocente del niño y la natural serenidad de la niña. Los trazos vigorosos transmiten energía y la utilización de ejes vertical y diagonal, reforzado por la forma redondeada de las pinceladas y la sinuosidad en los trazos de los vestidos, crean dinamismo en la composición.